Extintos

H. R. Aquino Cruz

Mi hermana todavía habla de aquella ocasión en que siendo yo muy pequeño —unos 3 o 4 años de edad— mi madre y ella dieron incontables vueltas por los pasillos de algún mercadito o tianguis en busca de una prometida piñata del famoso nene consentido de la televisión: el bebé Sinclair. Uno de los primeros personajes que recuerdo haber encontrado fascinante, entretenido y admirable.